Si, si, el carro estaba aparcado bajo la marquesina del aparcamiento del castillo que hasta 2007 fue la sede de las cortes de Castilla y León. De hecho este carro era uno de los escasos vehículos estacionados en las inmediaciones del castillo. Nos habíamos acercado a ver el castillo aprovechando que estábamos en Fuensaldaña, pero este viejo carro solitario trataba de competir con la obra arquitectónica para robarle el protagonismo. Aunque completamente diferentes en tamaño, materiales y estado de conservación, los dos eran el reflejo de un tiempo pasado, tenían ese algo capaz de despertar recuerdos del pasado e incluso de imaginar tiempos aún más lejanos. Todo eso que te hace verlos en blanco y negro con sólo mirarlos. Estaban destinados a compartir el protagonismo, al menos esta vez el carro sería el centro de atención, el castillo ya tendrá su momento.

He de reconocer que el resultado no es lo que yo tenía en mente cuando hice la foto, pero lo cierto es que, aunque me gusta, es una de esas fotos que cuando la vuelves a ver no puedes evitar volver a ese lugar y recordar con todo detalle lo que había ante tus ojos, todo lo que te rodeaba, el tiempo que hacía ese día y por supuesto lo que pretendías hacer y no lograste.

  • Apertura: F5
  • Velocidad de obturación: 1/320 s
  • ISO: 200

 

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