Categoría: Paisajes

  • Atardecer en Laguna de Duero

    Atardecer en Laguna de Duero

    El jueves pasado no pude resistirme a fotografiar el atardecer que os muestro hoy, llevaba mucho tiempo sin fotografiar ninguno, así que era el momento de añadir uno más a la colección. Lo cierto es que no fue algo planificado ni mucho menos, pero justo ese día el cielo invitaba a parar el tiempo por unos minutos y quedarse viendo el espectáculo. En mi caso ese tiempo eran los apenas cinco minutos que tenía antes de empezar la clase, el tiempo justo para sacar la cámara y desplazarme lo necesario para encontrar un horizonte que tuviera algún interés, vamos, para andar 50 metros de donde había aparcado.

    No es la mejor foto de una puesta de sol, pero tampoco era el atardecer más bonito que he visto, ni por el lugar, ni por el cielo ni mucho menos por la compañía (la relación con mi cámara es buena, nos queremos y eso, pero ella sabe que es «la otra»), pero aún así había algo en esa puesta de sol que me va a hacer recordarla y ha hecho que hoy este compartiendo esta foto contigo. Ese algo era una sensación nueva en mí, era la sensación de que por una vez me había encontrado con una de esas situaciones que te piden a gritos hacer una foto y tenía la cámara a mano. Seguro que sabes a lo que me refiero, y si no es así seguro que conoces la otra, la de nunca tener la cámara a mano cuando el azar te guía hasta una foto que no tienes con qué inmortalizar. Y no es que no me gusten las fotos que hago cuando tienes ya pensado que vas a hacer alguna foto, pero ésa que el destino pone delante de ti y casualmente tienes tu cámara cerca para poder capturarla tiene un sabor especial. Sobre todo cuando normalmente la sensación es la de «y yo con estos pelos…«, o mejor dicho, » y yo sin la cámara…»

    • Apertura: F8
    • Velocidad de obturación: 1/60 s
    • ISO: 100

     

  • Atardecer

    Atardecer


    Que bonito es contemplar esos atardeceres de invierno en los que los cálidos colores del cielo contrastan con el frío que registra el mercurio, esos que sólo pueden sentirse cálidos detrás de un cristal. Si bien la vista puede hacernos percibir un poco la calidez que esconden los colores, la desnuda silueta de los árboles nos devuelven a la fría realidad de los días de invierno.

    • Apertura: F13
    • Velocidad de obturación: 1/125 s
    • ISO: 200

     

  • Meandro del melero

    Meandro del melero


    La naturaleza nunca dejará de sorprenderme por su incomparable belleza así como la enorme diversidad de formaciones que nos ofrece. En esta ocasión seguimos el cauce del río Alagón hasta abandonar Castilla y León y adentrarnos en  Extremadura, dónde podemos contemplar la forma caprichosa de éste río formando el meandro del melero. Al mirador se puede acceder en coche, si bien es recomendable recorrer a pie al menos la última parte del camino para disfrutar un poco más de este entorno.

    • Apertura: F3.5
    • Velocidad de obturador: 1/250 s
    • ISO: 200

     

  • Puesta de sol en la playa

    Puesta de sol en la playa


    Después de un par de días en los que la niebla se convierte en tu sombra, te envuelve y no quiere separarse de ti es fácil que vuelvan a nuestra memoria esos largos días de verano en los que parece que el sol nunca se va a poner. Ya volverán, y antes de que nos demos cuenta, por lo menos de momento la densa niebla ha aflojado su fuerte abrazo para dejarnos ver un poco más allá de nosotros mismos. El frío continúa, y lo hará por unos meses más, pero así debe ser. En invierno por frío y en verano por calor nunca acabamos de encontrarnos a gusto con el tiempo, pero siempre tendremos recuerdos a los que acudir en todas las estaciones para sentirnos más confortables.

    • Apertura: F4
    • Velocidad de obturador: 1/500 s
    • ISO: 100