Hoy os enseño un par de fotos hechas en Simancas, un pueblo que está a apenas un cuarto de hora de donde vivo y que hasta hace unas semanas no me había acercado a visitar. Pero no porque pensase que no había nada que ver. De hecho el edificio de la foto se ve perfectamente desde la autovía, así que ya sabía que estaba ahí. Habré pasado por delante de él con el coche cientos de veces y siempre me decía lo mismo: «un día tengo que parar a hacer una visita». Pero ese día no llegaba. Ha tardado muchos años en llegar. Y no ha sido parar al pasar, he tenido que ir expresamente a verlo.
Supongo que no soy al único que le pasará esto. Parece que lo que tienes tan cerca siempre te dices «cualquier día me acerco y lo veo», pero al final resulta que nunca llega el momento de verlo. Cuando tienes tiempo aprovechas para acercarte a lugares más lejanos, y cuando no lo tienes… pues no lo tienes. Así que al final muchas veces lo pienso y me doy cuenta de que me faltan muchas cosas por descubrir de mi entorno más cercano. Están en la lista de cosas pendientes y que se que todavía pasarán mucho tiempo en esa lista. Me queda el consuelo de que algún día les llegará su momento, al igual que le ha llegado al archivo de Simancas, aunque haya tardado 15 años en llegar.